Desde los cuatro
puntos cardinales
me acosan tus indicios:
unos de miel y luz,
otros de sal y
arena.
Todos me llevan
desprovista y desarmada
por tu bosque
en llamas,
por tu noche
y tus espectros
a una patria
indefinida,
a un espacio
de laberintos y de ecos
donde no espera
tu voz,
ni tus ojos
ni tus brazos
me prometen recompensa.
Me has negado tu brújula
y no me son propicios
tus vientos.
Deambulo
tras vestigios
anhelando tus equívocas señales
traicioneras,
atrapada en tu clepsidra
insondable
de silencio,
en el círculo infinito
de la espera.
Silvia Piccoli – 6 abril 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario