miércoles, 29 de junio de 2011

Otro día

La mañana que despierta
                no pone condiciones:
                            es apenas otro
                                          enigma
                                               desafiante,
                otro paisaje incierto,
                               la intuición
                        de alguna melodía.

El tiempo acecha tras cada
                rito repetido
         y sabes que acaso
      nunca sea idéntico a
                      sí mismo,
porque aunque seas tú
                               quien lo inventara,
tus células de ayer
              han envejecido,
                y tus ojos no lloran
                               como antes,
y tu piel rezuma un mórbido
      anticipo de la Nada,
y tu boca esgrime un inefable
                desafío al Señor de Vida
               y Muerte,
que resucita tus
                terrores vespertinos.

Y eres tú. Mas no
      te reconoces en tus gestos
ni auguras nada bueno
al extranjero
                que te mira en el espejo
            y que usa tus ojos y
                      tus sueños.

Mas
          aunque en tus manos
se escurran menos ilusiones
                de amor definitivo;
       y tu sangre
no se interne en callejones
                               prohibidos
con el ansia
                     de la noche:

venga otra vez la luz
         renuévese la promesa del inicio,
vengan de nuevo
         el dolor y la esperanza,
venga en fin otro día,
                       otra vez,
escurriéndose a la misma
                                       hora
                        por el mismo
                                        sitio.

Silvia Piccoli – Junio 2011

martes, 28 de junio de 2011

Mándala de los Cuatro Elementos

mandala3.jpgGime la Rueda. Siempre hacia el mismo lado: el de las agujas del reloj, el de la ruta de las estrellas errantes… Gime la Rueda eternamente desgastada y siempre renovada. Sube su gemido en la Flama, en el vórtice del Céfiro, en la Cascada, en el remezón del Volcán. Y viene de nuevo con la sucesión de los días y las noches para asegurar que el Tiempo es el Uróvoro, el intrigante infinito que nos aparta para siempre y nos une en lo imposible.

Silvia Piccoli – Junio de 2011
 
En Bestiario contemporáneo. Poemas, mándalas y otros desvaríos (inédito)

martes, 21 de junio de 2011

Puzzle

Tienes entre tus manos
                mis fragmentos:

aprisionas en la izquierda
mi historia y mis esquinas,
mi río de montaña,
                mi canción,
mis veleidades de clepsidra,
el terror de mi noche repentina,
                mis uñas ovaladas,
mis dientes y mi sexo,
el tatuaje serpentino de mi omóplato,
el arcano indescifrable
                de mi luna y
                mi ciclo lunar,
mi Rosa de los Vientos;

y en la diestra recoges
mis mañanas
desde aquella vez
                hasta la eternidad,
mis rumores escondidos
entre los pliegues sabios
                de mis sábanas
y en mi piel de muérdago y avena,
y mi plexo solar,
y las diminutas verdades blancas
de mi libro secreto de poemas,
y mi música ritual,
mis brazos demorados en tu espalda,
mi nieve de verano
                en la cumbre de tu olvido,
mi árbol prohibido de manzanas
                del Edén,
mi cielo y sus misterios,
mi lengua y sus palabras.

Mas no cabe entre tus manos
mi extrañado corazón,
ni has procurado
encontrar un recipiente
                para destilar sus lágrimas
que manan por la muda
complacencia de mis partes
entregadas a la experta
artesanía de tus manos,
                ignoradas del destino
irreparablemente mutiladas.

Silvia Piccoli – 17 junio 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

Dos lados

déjame de este lado de la vida
que yo comulgo con jazmines
avizoro atardeceres
y despunto estrellas con los ojos

mientras tu lado permanece en el vacío
y rasga cortinados y madura
insomnios y desiertos desolados

y mi lado persiste en la palabra
en los gestos, en las hebras nacaradas de la luz
en el sueño del solsticio

no hay sitio para mí de tu lado de la vida
porque vienes de un desierto de dunas uniformes
y sonidos congelados en el viento

ni hay sitio para ti de este lado
porque antes que tú llegó el amor
y se ensañó conmigo

vete por tu camino de ermitaño
de muslos fugaces y de noches
heladas sin rastros de luciérnagas

que yo sigo en mi casa cultivando los tiestos de geranios
añejándome entre abrazos conocidos
sin dolor, de este lado

Silvia Piccoli – Junio 2011
En De pájaros e inalcanzables simetrías (inédito)