viernes, 3 de junio de 2011

Voyeur

Cerró la puerta y contempló la imagen de sí misma en la luna del ropero. Se quitó las ropas de luto y se dejó sólo el collar de azabaches que el Muerto Recién Enterrado le había entregado en prenda de amor eterno.
El Jardinero Fiel la esperaba, presto. Ella le sonrió sólo con los ojos y dedicaron un par de minutos a comentar detalles nimios del funeral.
Después, agotado el tema, iniciaron el rito conocido.
Desde el sillón de siempre, a la sombra del cortinado oscuro, el Muerto Recién Enterrado observaba los amoríos repetidos de su Flamante Viuda y el Jardinero Fiel.

Silvia Piccoli – Abril 2011
De  Bestiario contemporáneo. Poemas, microrrelatos y otros desvaríos (inédito)

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