miércoles, 31 de agosto de 2011

Tango


El bandoneón convoca al silencio. Y el silencio llora.
En el rincón más oscuro, él aplasta la colilla y se enfrenta al círculo de luz como quien acata un desafío. Ella acaba de entrar, los ojos clavados en su nuca, el escote impiadoso, la boca sin límites.
Se acercan despacio, sometidos por lo inevitable. Y cuando sus destinos se enredan en el rastro de fuego, todo vuelve a empezar.

(Escuchando Oblivion, de Astor Piazolla)
Silvia Piccoli – 31 de agosto de 2011

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