Al fin en órbitas simétricas
tu mundo
tan cerca de mi mundo
pasa,
pende de una línea de tu mano
de una
timidez que se parece
a la distancia
(tu mano viene y va
tu boca dice tanto
pero calla
la habitación prolífica de ausencias
mi mirada
no encuentra
tu mirada)
y dices que te vas
que quedaré otra vez
sumida
en la estación de las palabras
inasibles
impotentes
abismadas
en tu sombra
(mi mano dibuja tu perfil
tu olor
tu
ideología
imaginando el trazo
de tu mano
en el fondo de mi noche
de mi terror
de mi
silencio,
¡y nada!
nadie derriba la piedra ni
fuerza los cerrojos)
se mece el mundo para mí
en inhóspito vaivén
de telarañas
y nada de ti se adhiere
a los nudos blancos de su trama
a las hebras blandas
(saltar
desde mi soledad hasta tu boca
ahogar mi soledad en tu garganta
ser tu aire
tu meta
y el secreto compartido)
no vendrás otra vez
porque no queda
mi esquina al paso de tus itinerarios
y estoy, en cambio
y estaré
a la espera de tus dedos
de tu llave
de tu mapa
(te amo, sí… )
trémula certeza de imposibles
y amor,
amor.
Y nada.
Silvia Piccoli