miércoles, 30 de enero de 2013

eva


alguien
te mintió
(no ha sido la serpiente)

alguien te nombró estigma
de sangre y ciclos y delito
(no ha sido la manzana)

alguien segregó a tus hijos
desde el refugio sedoso de tu vientre
(no ha sido el hombre)

alguien
te hizo inmortal:
no ha sido el dios

Silvia Piccoli – Enero 2013  

martes, 29 de enero de 2013

Penélope


confió a las arañas
la urdimbre densa
y la rueca
de la espera

es que ha cambiado el rumbo
de los vientos:
la veleta
señala deriva

los perros han envejecido y han
olvidado su olor y su contorno

el niño
mudó su entalladura:
sólo corre al encuentro de sí mismo

los rivales que desafiaban el dardo
infalible
son amigables y solícitos
auxilios

sueños huérfanos se agostan
al principio
del verano

(¿por qué estación transita tu hemisferio?

tantas palabras
tantas palabras
tantas
y
tan
inútiles
palabras

estoy siendo en la medida de tus huellas:

el amor es la suprema asimetría).

Silvia Piccoli

sábado, 26 de enero de 2013

Atemporal (Soneto III)


No recuerdas la noche ni el instante,
ni la luz, ni el lugar, ni las palabras,
ni el motivo, ni las gentes, ni el detalle
del aire inmóvil y la luna clara.

Ni recuerdas que en tus ojos turbios
brilló un destello feroz de puñalada,
ni que mi mano se durmió un segundo
cobijada entre tus manos, lánguida.

Fue un momento fugaz, imperceptible
para el mundo que más allá rodaba
su rutina de tedio previsible:

una partícula de tiempo postergada
en el vaivén de un reloj irreversible
en que mi alma se encadenó a tu alma.

Silvia Piccoli - 2010

jueves, 24 de enero de 2013


sabes
que cada palabra que pronuncias
desata
la tormenta
y que el silencio de ti
madura el cataclismo

qué ha de ser de mí,
sitiada
entre tu foso y tu muralla inexpugnable

atada a las almenas breves de un suspiro
que agrieta la rutina de estas horas
y vuelve cieloinfierno
tenebroso
y expandido
este mundo encapsulado en imposibles

has entendido
¡al fin!
que cada letra que sangro es por tu causa;

que ofreces más dolor
diciendo que callando;

que sangro
sin embargo
en tu silencio

y sangro
también
en tu palabra:

mas en ceniza y aridez
retorno otra vez al punto en que te amo.

Y
empecinadamente
resucito…

Silvia Piccoli – Enero 2013 

martes, 15 de enero de 2013

puta


pues bien:
que parece haber llegado el tiempo anunciado en el que
todos
seríamos libres de pecado
para poder todos arrojar así a los vientos
piedras
trocadas en palabras y llamar
-sí, señor-
a cada quien por el nombre que le ha sido dado

puta
no es más que eso:
dosparesdeletras / cuatroletras
a las que alguien una vez atribuyó la infamia
en todos los idiomas

puta
esa palabra que se dice lenta y suena a cuchillada

y que cuando se dice con cautela destila los hedores
rancios
de las intrépidas gargantas

puta
que si se dice rápida es estigma irreversible
que acorrala en los márgenes de la vida

puta yo
quisiera entreverarme con tu alma
ver por tus ojos húmedos la noche de la miseria
aspirar al menos un minuto el olor agrio
de la desesperanza

puta
quizás dándome esa mano que vende caricias al precio
de mal sexo
y un beso en el pavor
y esa lágrima
que dibujan cada hora los que lapidan putas

pudiera yo saber la dimensión del miedo
que cada hora inyecta miedo
en terapéuticas dosis minúsculas
o administra grageas de palos y vergüenza
uniformada de miedo

hipócritas
vestidos de corbata
desnudos por debajo y por
arriba
empequeñecidos
que es peor que pequeños

hipócritas
con faldas y abalorios
peinadas en las peluquerías a la luz diurna de las lámparas
incandescentes que todo dejan
ver
también la máscara
grotesca

todos
blancos lindos buenos
con libretas blancas
y vestidos blancos
y camisas blancas

y vos
puta
con tu vida desnuda
vendiéndote barata
¿al vacío?
¿a nadie?
¿a cuál de los hipócritas?

quizás al mismo que mañana vota una pensión vitalicia
por ejercicio ininterrumpido de profesión atávica

y yo
yo con mi ignorancia y mi tristeza
y mi vida de un solo lado de la vida
sabiéndote eternamente en la línea de batalla

sin poder ofrecerte
más
que
más
palabras

que sean apenas una línea de ternura
un manto frío y compasivo de saliva y lágrimas
para lamer tus llagas

y que sean menos fronteras mi vida y tu vida
-puta hipocresía
envuelta en celofán-

Silvia Piccoli – Enero 2013
En Bestiario contemporáneo (inédito)
Imagen: "Las prostitutas", Jorge Rando

Profética


Encántame desde las piedras,
desde la raíz del mar,
desde lo más oscuro.

Dime que todo es lábil,
que la vida mana
pero también acaba,
que la luz antes de ser
fue el caos
y el cielo cabía apenas en un puño.

Mírame volar desde este mísero ladrillo,
desde esta ansiada libertad,
desde esta sombra.

Enséñame que un beso
es el germen de un capullo,
y que tu boca insomne no me halla
porque busca en las piedras, en el mar, en la luz
mientras yo moro
en la víscera elemental
que alimenta tu latido.

Dime que cuando todo acabe,
cuando el mundo
sea el recuerdo del sueño de un loco,
encontraremos al fin ese rincón
que desesperados hurgamos
para amarnos
sin ausencia,
y que estarás en mí
el tiempo rotundo
que dura el infinito.

Silvia Piccoli – Enero 2013 

martes, 8 de enero de 2013

(veintiséis)


si extrañas a tu alma
si no la encuentras
si no viene hacia ti cuando la llamas

si la ves desprenderse por la noche
si la escuchas divagar y desvelarse
si la esperas y no llega

si escarbas su rastro en la ceniza
si despiertas y no está sobre la almohada
si se ausenta sin aviso

sabe: que viene a mí en busca de mi alma
y que juntas las dos se devoran en secreto
por todos los rincones de la casa

Silvia Piccoli - Enero 2013

sábado, 5 de enero de 2013

Soneto último


Éste es el enésimo verso que te escribo
cuando ya de tu voz nada me queda,
y se muere el otoño en las veredas,
y el silencio me deslíe en su sonido.

Es el verso final, definitivo,
el que nunca sabrás porque la ausencia
ha trenzado con hebras de indolencia
su red impenetrable en el vacío.

No te tendré jamás, porque he perdido
la necesaria certidumbre de encontrarte
en el lugar de todos mis secretos.

El corazón es un pájaro cautivo
que va muriéndose un poco a cada instante,
enajenado en su jaula de recuerdos. 

Silvia Piccoli - 1991