jueves, 16 de enero de 2014

capital

que fuera éste
el primer pecado de la humanidad

si es que puede llamarse pecado
al irrefrenable impulso
de esta carne
hacia tu carne

la involuntaria llamada del músculo y del nervio
en la frontera que invade la locura
cuando te precipitas como
un pájaro ciego
sobre mis planicies

que alguien condene este pecado
este ahogarse de mi noche en alas
tras un rastro empecinado
de sudor
tuyo

esta desazón de río mustio si te siento lejos

esta muerte a tragos cortos

la urgencia clandestina de absorberte preso
en un solo sitio
en toda esta extensión

que me diga alguien cómo
he de volver de ti, si estoy
a tiempo de redimirme
de nosotros


Silvia Piccoli – Enero 2014

miércoles, 15 de enero de 2014

capítulo cerrado

me complace comprobar que nada queda

tantos días transitados a ciegas
tanta melodía en vano
tanta esperanza en vilo

vino de pronto
enredado todo en palabras equívocas
en besos fantasmales
en esquinas quietas

vino todo prometido en copas carmesíes
en versos clandestinos
en libros entrañables

vino
una primavera

y se fue un otoño manso

me complace saber
que la piel no recuerda porque la ausencia no ha dejado
huellas

viva estoy aquí
de pie en la intemperie

a sabiendas de que todo se fue
por allí

-ni sé por dónde-

y de que nada
queda


Silvia Piccoli – 15 enero 2014 

domingo, 12 de enero de 2014

Innombrable

impronunciable tu nombre
alto y volátil nombre de música lejana

cuántas palabras forma tu nombre enmudecido
que enmudece en mi boca, que lo calla

lo calla y lo grita uno e infinito
tu nombre breve y fugaz, tu nombre en llamas

impronunciable sí, tu nombre de atabales
tu nombre de menta y de metralla

dime si puedo morir ahogada con sus letras
dime si resucito pronunciándolo en silencio

callo, sí: callo porque muero
si corta el aire su melodía extraña

impronunciable tu nombre
alto nombre que enuncian los pájaros silvestres

alto nombre que vuela entre las sombras
de estas noches solas y vacías

ah tu nombre herido de herrumbre solitaria
canta en notas pequeñas su leyenda

volátil nombre que llega antes que tu boca
y con tu boca, que enmudece la mía

tu boca, que desmenuza la palabra
y arrebata a mi boca el gemido profundo

dime adiós cuantas veces quieras,
aléjate en el viento sin regreso

muda casa, comarca,
guitarra y mediodía

arranca los jazmines y las noches enlunadas
los balcones y las algarabías

desteje las marañas de recuerdos
los suspiros olvidados con los viejos libros

todo llévatelo, extranjero
mas deja tu nombre a salvo

entre los escombros que atesora
este corazón devorado en torbellino


Silvia Piccoli – 12 de enero de 2014