martes, 11 de febrero de 2014

Legado

La única certeza
son
los solsticios y los equinoccios
-lo demás: apenas
un desencuentro desolado
de quimeras.

Que quieras mi huracán.
Que otros hombres
en horizontes anchos
proclamen el fin de la injusticia.
Que amanezca sin las prisas
de los artificios pueriles que hemos inventado
para olvidar
lo que no cambia.

¿Quién soy, sino un eco
que repite las palabras
en un orden diferente?

¿Quién, sino la brizna
que se mece asida
al corazón antiguo de la tierra?

¿Qué,
sino todos esos huesos venerados
dibujando un par de alas
en fuga?


Silvia Piccoli – Febrero de 2014

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